
El Xoloitzcuintle, una raza canina endémica de Mesoamérica, ha sido un símbolo de misticismo, cultura y tradición a lo largo de la historia. Su figura ha estado presente desde la época prehispánica hasta la actualidad, influenciando el arte, la literatura y la cinematografía de diversas maneras. En este reportaje, exploraremos cómo este perro ancestral ha sido representado en diferentes manifestaciones artísticas a lo largo del tiempo.
El Xoloitzcuintle en el Arte Prehispánico
Desde tiempos prehispánicos, el Xoloitzcuintle ha sido un elemento recurrente en la iconografía mesoamericana. Su presencia en vasijas, esculturas y códices demuestra la importancia simbólica que tenía para culturas como la mexica, la maya y la zapoteca. En la cosmovisión mexica, el Xoloitzcuintle era considerado un guía en el inframundo, ayudando a las almas de los difuntos a cruzar el río Apanohuacalhuia hacia el Mictlán. Esta creencia quedó plasmada en esculturas de cerámica y figurillas encontradas en tumbas, como las halladas en Colima, Nayarit y Jalisco, donde los perros de barro han sido un hallazgo recurrente en ofrendas funerarias.
El Xoloitzcuintle en el Arte Colonial y del Siglo XIX
Con la llegada de los conquistadores españoles, la figura del Xoloitzcuintle fue relegada y, en algunos casos, casi desapareció debido a la introducción de nuevas razas caninas. Sin embargo, en el siglo XIX, con el resurgimiento del interés por el pasado indígena, artistas y viajeros europeos documentaron la existencia de esta raza en sus diarios de viaje y en pinturas. Ejemplo de ello es el explorador alemán Alexander von Humboldt, quien en sus escritos mencionó la existencia de estos perros sin pelo en México.
El Xoloitzcuintle en el Arte Moderno
El auge del muralismo mexicano en el siglo XX trajo consigo un resurgimiento del interés por los símbolos prehispánicos, y el Xoloitzcuintle fue uno de ellos. Artistas como Diego Rivera y Frida Kahlo plasmaron en sus obras la presencia de este perro. En la Casa Azul de Kahlo, aún se conservan imágenes y esculturas de xoloitzcuintles, e incluso en algunas de sus pinturas aparecen acompañándola, como un reflejo de su conexión con la identidad mexicana. Rivera, por su parte, los incluyó en varios de sus murales, reforzando la idea de que el Xoloitzcuintle es un emblema del mestizaje y la historia de México.
En la escultura contemporánea, artistas como Leonora Carrington y Francisco Toledo también han explorado la figura del Xoloitzcuintle en su obra, dándole un matiz místico y surrealista. Toledo, en particular, utilizó este perro como un elemento recurrente en su exploración de la identidad oaxaqueña y la relación entre los seres humanos y los animales.
El Xoloitzcuintle en la Literatura
En la literatura mexicana, el Xoloitzcuintle ha sido símbolo de espiritualidad y conexión con el pasado prehispánico. Escritores como Octavio Paz lo mencionan en sus ensayos sobre identidad mexicana, mientras que en la literatura fantástica y de realismo mágico, el Xoloitzcuintle aparece como un ente mediador entre el mundo de los vivos y los muertos.
Ejemplo de ello es la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo, donde los perros tienen una presencia simbólica en el tránsito de los personajes en el inframundo. Además, en la literatura contemporánea, autores han recuperado la figura del Xoloitzcuintle como un guardián del conocimiento ancestral, apareciendo en cuentos y relatos de corte mitológico.
El Xoloitzcuintle en la Cinematografía
El cine mexicano también ha adoptado la figura del Xoloitzcuintle como un ícono cultural. En la película animada Coco (2017) de Disney-Pixar, el personaje de Dante, un Xoloitzcuintle, sirve como un guía en el viaje del protagonista al mundo de los muertos, retomando el papel mitológico de esta raza. Esta representación ayudó a posicionar al Xoloitzcuintle en la cultura popular internacional, dándole un reconocimiento más allá de México.
Otras películas mexicanas como Bajo California: El límite del tiempo (1998) y documentales sobre la raza han explorado su importancia histórica y su presencia en la vida cotidiana de los mexicanos.
Conclusión
El Xoloitzcuintle ha trascendido el tiempo y el espacio, consolidándose como un símbolo de la cultura mexicana en diversas formas de expresión artística. Desde las figurillas prehispánicas hasta el cine contemporáneo, este perro ancestral sigue siendo un referente de identidad, espiritualidad y arte. Su legado continúa vivo, recordándonos la conexión profunda entre el ser humano y sus tradiciones.
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