Cuando vemos un xoloitzcuintle no podemos pasarlo por alto. Su aspecto hace referencia a una gama de sensaciones que pueden ir desde la admiración hasta el rechazo, porque la ausencia de pelo lo hace extraño, ajeno a la mayoría de los animales con los que estamos acostumbrados a convivir en nuestra cotidianidad.
Su porte, su presencia lo hace único, misterioso, elegante. Lo que sabemos de él está entre la realidad y el mito pero todo nos habla de un ser especial que ha perdurado el largo de gran parte de la historia de México.
Cuando tenemos la oportunidad de conocer, de vivir con él, de las cuentas de muchas de sus cualidades, de ser una buena compañía, de un cariñoso y de un juguetón, de un solo paso, de ser necesario, así como de un mejor callado y de mirar. atento Todo le llama la atención.
En cuanto a la comida se conforma con el pienso comercial pero, nada más, hay que verlo disfrutar una manzana, un plátano, una pera o pedazos de melón: parece un niño comiendo su dulce favorito.
Bañarlo es muy sencillo, debido a la ausencia de pelo solo mojamos, enjabonamos, tallamos, enjuagamos y secamos. Todo esto en cuestión de pocos minutos.
A la hora de jugar tiene un ambiente festivo en el lugar donde se encuentra, es todo correr, brincar, ir, volver, para llegar a ser su dueño en busca de una caricia aprobada y regresar al juego.
No se puede dejar de hablar del xolo. Ambos - perros mexicanos - hacen presente la dualidad de la raza que encierra un simbolismo que se ve en varias de las culturas mesoamericanas, sin ir más lejos.
Estas representaciones del perro mesoamericano se encuentran en las tumbas. Episodio estrechamente relacionado con el dios Xólotl, gemelo de Quetzalcóatl, cuando viaja al inframundo por los huesos que darán lugar a la creación del hombre.
Se ha dicho que tiene poder curativo, la verdad es que, el carecer de pelo, su caloría corporal, la impresión de ser superior a cualquier otro perro, el efecto de la ayuda terapéutica en casos relacionados con reumatismo y alivio de Cólicos.
Cuando dos veces estén en el lugar, parece que dos perros están bailando. La manera de entrelazarse, morderse y morderse sin hacerse gran daño es una especie de danza que es poco frecuente, termina en el enojo o el chile lastimero de uno de los participantes.
Lo anterior tiene que ver con la piel del xoloitzcuintle. En este renglón, la humectación de la piel es importante para evitar que el xoloitzcuintle, por la resequedad, se produzcan y se produzcan algunas heridas que pueden desencadenar un problema serio.
Habitante original de la Cuenca del Balsa, que el hombre hizo llegar hasta América del Sur, ha subsistido en el curso de la colonia sin ayuda humana quedando, una manera de refugio, en las comunidades rurales que todavía en la década de los cuarenta eran acceso difícil por la falta de caminos y carreteras pero también por la ausencia de razas ajenas.
Allí, por mucho tiempo, conviviendo con el campesino de “tierra caliente”, se convirtió en parte del paisaje, en un elemento más, hasta la llegada de la gente interesada en estos vestigios históricos.
La búsqueda de la palabra "sorprendida del mexicano" - durante la etapa nacionalista - fue adoptada por varios intelectuales connotados y escritos como "héroe cultural", símbolo de lo nacional, lo propio, lo originario. Iniciándose de esta manera en la historia contemporánea del xoloitzcuintle, en el que se reproducen y se seleccionan ejemplares, acciones que, un mediano plazo, un resultado de la creación de una norma racial y tres diferentes tallas: estándar, intermedio y miniatura.
La historia no es la única raza de perros originaria de lo que ahora es México, vestigios arqueológicos ligados a enterramientos y contextos ceremoniales y la noticia de lo menos tres más, pero ese es el tema de la siguiente entrega.
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